lunes, 28 de febrero de 2011

......

"Nada consume tanto a una persona como los esfuerzos innecesarios y absurdos"


"Crónica del pájaro que da cuerda al mundo"
Haruki Murakami

Ilógico

Ir al boliche con cartera es incómodo.
El guardarropas por la módica suma de 5 pe. me soluciona dicha incomodidad.

Dejo la cartera, es verano y voy con vestido = no tengo bolsillo y/o similar para poner el papelito de rifa que identifica mis pertenencias.

"Si lo pierdo pero me lo acuerdo todo bien ¿no?"
"No, si lo perdés vas a tener que esperar que se lleven TODO y ahí recién te la puedo dar"

O sea, ¿Me desprendí de un bulto para tener que hacerme cargo de otro mucho más vulnerable?

Algo no cierra en la ecuación.

viernes, 11 de febrero de 2011

Tengo magia

Cuando era chica me gustaban mucho los cuentos. Había uno que contaba la historia de un pastor de ovejas que decía que el lobo venía a comerse sus animales para divertirse viendo cómo los vecinos corrían a ayudarlo y era una falsa alarma. Tantas veces el pastorcito mintió que cuando el lobo apareció de verdad nadie fue a socorrerlo y caput las ovejas. Así el muchacho aprendió que la mentira tiene patas cortas.

Yo, pura deducción, pensaba que si el pastorcito mentía y finalmente se hacía realidad, si yo mentía muchas veces iba a lograr lo que quería. Entonces me paraba en la ventana de mi habitación y gritaba: "tengo magia"

Claro está que a mis 5 años comprobé que la magia evidentemente, no existía. Hasta el martes 8 de febrero.

Mi hijo Manuel llegó al mundo con los ojitos abiertos, dejando atrás una maraña de nervios y abriendo los pulmones al aire sureño, a la vida, a su papá y a mí. En sus manitos, en su piel, en todo Manuel me cambió la vida para siempre.

Y a mis casi 32 años puedo decir que aquél cuento del pastorcito y mi deducción se hicieron de carne y hueso. Lo dije tantas veces cuando era chica que se hizo realidad: tengo magia, nació Manuel.

(B)

¡Te vi!

Son de la mafia china. Son mensajes secretos y códigos entre los "grafiteros".
Mitos alrededor de esas pintadas indescifrables que inundan la mayoría de las paredes citadinas.

Mensajes encriptados que simplemente están, se materializan...el autor siempre es una incógnita.
Hasta ayer.
Iba en el bondi volcando mi imaginación por la ventana hasta que lo vi...el venía caminando lo más bien, frena en seco, con un pequeño tubito y a la velocidad de la luz, imprimió en la pared el dibujo misterioso....y siguió caminando con calma jujeña...

No sé lo que logré identificando a un autor. ¿Humanizar los dibujos o desvestirlos de la mística que el anonimato les da?

(M)