miércoles, 30 de mayo de 2012

La Isla, para siempre en mí

Cuando no hay ninguna palabra que se acerque siquiera a describir lo que viviste y sentiste...es que valió realmente la pena...y te cambió para siempre...

(M)

domingo, 13 de mayo de 2012

Back to life

Tuve mis 15 minutos de fama. Fui corista de Los Zorros de Florindo (una banda de rock muy copada de Trelew) 2 noches de show. Luces, humo, vestuario y canciones. La adrenalina incomprensible, embriagadora que genera un show en vivo. Inmensa.

Canté a dúo "Old Love" de Clapton con el vocalista. Canté y bailé todos los coros con una felicidad deslumbrante. Y me sentí bien. Mooooooy bien.

Supe que en otra vida quiero ser cantante. Y supe también que tal vez sea esa carrera frustrada en mí lo que me ilusiona con que mi hijo sea cantor. No pressure. Pero ¡cómo me gustaría!

Estuve en sintonía con Pappo, con Creedence, con la banda, conmigo. Se alinearon los planetas, y canté.

Salí del teatro. Flotaba. La madrugada había llegado y en Patagonia te das cuenta porque el frío te marca la piel. Manejé por las mismas calles que caminé muchos años atrás buscando alguna consigna de la vida adolescente.

Tenía que comprar algo en la farmacia. Atención nocturna, le dicen ahora. El sábado tenía ruido, pero parezco haberlo ignorado. Cuando entré a la cabinita donde podría comprar lo que necesitaba todavía sonaba en mi cabeza la música que acababamos de parir en un escenario.

Mocasines y bombacha de gaucho. Una boina antigua y los ojos enfriados por quién sabe qué soledad. El olor a transpiración que flotaba en ese cubículo ínfimo fue una cachetada. Me senté y mientras el señor cerraba la puerta, lo entendí. Ese olor, esos ojos... había vuelto a la vida real.

(B)