viernes, 30 de diciembre de 2011

Marley, nos debés una...

Fuimos a hacer una nota a Marley en medio de la grabación de su programa.

"¿Che, le decimos a Marley que se acaba de ensuciar la remera con helado?", me sugiere mi amigo Lucho apenas terminamos la nota y a segundos de que Marley siga conduciendo.

Lo mío fue un rotundo NO.

Minutos después, en medio del programa, Marley hace alusión a su mancha recién descubierta. Mancha que capitalizó como chiste característico y le garpó segundos de aire graciosos para su público.

Nos miramos con Lucho, diciendo al unísono, "Marley, nos debés ese chiste"

Un capítulo más que se escribe en la historia de los héroes anónimos.

(M)

viernes, 23 de diciembre de 2011

Siento fobia...

...cada vez que me veo inmersa en una conversación que no me interesa en lo más mínimo y en la que las posibilidades de que se termine o de huida son totalmente remotas.

Empiezo a pensar que puede que la próxima media hora (con suerte) sea eso y me desespera por dentro.

(M)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

desafío Lycra

"tiene", dice la etiqueta. Tiene Lycra y toda la perorata de componentes textiles que se te puedan ocurrir. Lo que también tiene el comienzo del verano es, indefectiblemente todos los años, la traumática experiencia de salir a comprar una malla.

no sé por qué, pero los cambiadores en los que te probás la bikini siempre miden miserables centímetros, lo que te obliga a estamparte contra el cruel espejo que te devuelve: estrías, celulitis y un blanco piel Gasparín que te hunden en una depresión instantánea.

mientras te mirás azorada, enumerando los kilos de helado de más y las horas que podrías haber invertido en salir a caminar, la vendedora (siempre, siempre, portadora de un lomo infernal) pregunta: "¿y negri? ¿cómo fue la mallita?" Dudás entre mandarla a la mierda o en una modosa respuesta que no te creés ni vos: "mmm... no me convence mucho. Pero me estoy probando ¿eh?"

las tetas, que en algún momento fueron tu orgullo, ya no son las mismas; en ese preciso momento empezás a enarbolar la bandera del insuperable amor que supone amamantar a tu hijo. Pero ningún corpiño hace magia, y esos retorcidos, divinos y sin breteles quedarán para otra vida.

en la procesadora mental pasa una malla entera (muy top, pero digan lo que digan, da vieja) irte a la Antártida a pasar el verano o envolverte en los toallones playeros que tan lindos colores proponen para esta temporada. Saldrías del local pateando todas y cada una de las publicidades con modelos a las que las mallas que te acabás de probar les quedan pintadas.

respirás hondo hondo y recurrís al inagotable optimismo que curiosamente, siempre está, y entendés, como todos los años, que a la cabeza no hay Lycra ni bikini que le quede mal.

(B)