miércoles, 7 de diciembre de 2011

desafío Lycra

"tiene", dice la etiqueta. Tiene Lycra y toda la perorata de componentes textiles que se te puedan ocurrir. Lo que también tiene el comienzo del verano es, indefectiblemente todos los años, la traumática experiencia de salir a comprar una malla.

no sé por qué, pero los cambiadores en los que te probás la bikini siempre miden miserables centímetros, lo que te obliga a estamparte contra el cruel espejo que te devuelve: estrías, celulitis y un blanco piel Gasparín que te hunden en una depresión instantánea.

mientras te mirás azorada, enumerando los kilos de helado de más y las horas que podrías haber invertido en salir a caminar, la vendedora (siempre, siempre, portadora de un lomo infernal) pregunta: "¿y negri? ¿cómo fue la mallita?" Dudás entre mandarla a la mierda o en una modosa respuesta que no te creés ni vos: "mmm... no me convence mucho. Pero me estoy probando ¿eh?"

las tetas, que en algún momento fueron tu orgullo, ya no son las mismas; en ese preciso momento empezás a enarbolar la bandera del insuperable amor que supone amamantar a tu hijo. Pero ningún corpiño hace magia, y esos retorcidos, divinos y sin breteles quedarán para otra vida.

en la procesadora mental pasa una malla entera (muy top, pero digan lo que digan, da vieja) irte a la Antártida a pasar el verano o envolverte en los toallones playeros que tan lindos colores proponen para esta temporada. Saldrías del local pateando todas y cada una de las publicidades con modelos a las que las mallas que te acabás de probar les quedan pintadas.

respirás hondo hondo y recurrís al inagotable optimismo que curiosamente, siempre está, y entendés, como todos los años, que a la cabeza no hay Lycra ni bikini que le quede mal.

(B)

4 comentarios:

  1. No, no y no. Hay que quererse un poco más!

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  2. Un poco de optimismo cheee! Está bien tener un par de helados extra en la panza! hay que disfrutar la vida :)

    Ponete la bikini que quieras o andá en bolas, mientras esté bien!

    Salud!

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  3. La otra vuelta con una amiga hablábamos de ese fatídico momento de tener que comprarse el mal necesario traje de baño (que bien suena).
    Llegamos a la conclusión de que hay que elegir una (o unas) prenda de buena calidad, así te ahorrás la tortura, por lo menos, por unos años.

    Yo el año pasado me compré una, así que este año esquivo el bulto!

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