viernes, 12 de marzo de 2010

Rollermania

Me regalaron un par de rollers. Pero me los regalaron cuando tenía 16 añitos. Es bueno que sepas que son de plástico negros, con ruedas de idem material y con una lengüeta rara. Comparándolos con los rollers nueva generación que parecen de aire, los míos pueden pasar tranquilamente por yunques.

Decidí traérmelos a Buenos Aires este verano, convencida de que no todo está perdido para mis piernas y que algo de actividad me vendría bien. Los rollers descansaron impávidos en el piso por varias semanas hasta hoy. Salí rauda por la calle, decidida a romper con mis fobias sociales de ciudad con los rollers en la mochila.

Encaré para la laguna de Palermo (¿eh? na, lagos son el Futalaufquen, el Krueger, el Nahuel Huapi, no me vengan con pavadas) Primer consejo: no te olvides el repelente de mosquitos! Segundo consejo: cuando te sientes para ponerte los rollers procurá que el culo te quede más arriba que los pies. De lo contrario, hacete cargo de la falta de equilibrio y la fuerza que tengas que hacer para levantar los X kilos de tu cuerpito todo del suelo.

Voy bien, pensé, mientras me acercaba al carril ciclístico por el que me iba a deslizar. Empecé a ver a corredores, gente que andaba en bicicleta, caminantes enérgicos. Gente admirable. Hasta que me pasó el primer rollermaníaco: un chinito que me despeinó cuando pasó al lado mío de lo rápido que iba. Parecía caminar en el aire.

Mis rueditas en fila hacían ruido en el asfalto, los rollers de todos los demás tenían silenciador. Dije, a ver, observemos: leve inclinación hacia adelante, rodillas flexionadas y con elegancia abrir los piecitos a medida que se avanza para darse envión. No parecía difícil. Todos pasaban a los pedos patinando a mis costados, charlando con compañeros de aventura, mandando mensajitos o paseando. Yo parecía estar corriendo el Iron Man.

Ni que hablar cuando llegué a la parte en el que un grupete de muchachos/as hacen acrobacias esquivando conitos y saltando obstáculos. Directamente me senté a admirarlos, ocultando mi vergüenza ante tamaña habilidad.

Hice veinte metros y las patas no me daban más. El chinito pasó por tercera vez en sus rollers voladores. Me senté en el cordón, haciéndome la que me ajustaba los aparatejos. Cuando no sabés patinar sentís que todos te miran y se rien bajito. Fue ahi cuando me empecé a tentar de risa.

Me gusta abstraerme en ciertos momentos, y veo las cosas desde afuera. Ahi veía a una treintañera tratando de combatir el sedentarismo y sentirse mejor, bastante torpe, pensando en cómo le van a doler todos los músculos mañana, justo que tiene un cumpleaños, y que cómo iba a hacer para bailar! Comparando constantemente sus rollers con los de todos los demás, y atribuyendo esa incapacidad de deslizarse a la antigüedad de sus patines.

Yo hacía dos zancadas, avanzaba medio metro. Los demás hacían media y avanzaban cinco. No sabía si eran las ruedas, los rollers noventosos, mi falta de práctica o la humedad. Lo cierto es que cuando paré por enésima vez y vi pasar al chinito en su milésima vuelta, decidí al menos terminar mi vuelta a la laguna.

Los demás iban con las piernas prolijas, enteras, claras. Yo lidiaba con un firulete que mi pierna izquierda hacía sin que yo se lo indicara, y que me servía, simplemente para no estamparme contra el asfalto. Promediando la vuelta, necesitaba descansar y mientras me acercaba - dolorida pero disimulada - casi me pego un porrazo y empecé a aletear (sic) en el aire para mantener el equilibrio. Justo pasó una parejita que miró mis rollers como si fueran un tesoro para coleccionistas.

Entre la risa y el esfuerzo, llegué a mi meta. Para dejar de hacer papelones me saqué un patin y caminé unos pasos hasta el cordón. Me puse las zapatillas y di una vuelta más caminando.

No seré un as del patinaje, mis rollers serán viejos y pesados, o seré yo la que tiene que aprender a usarlos. Pero sin dudas, lo que vale es la intención ¿no?

(B)

1 comentario:

  1. Decir que me tenté es poco...que me sentí identificada sigue quedando chico...amiga bloguera me hiciste re cagar de risa (si si con ruido mucho ruido) porque fue como haber visto la secuencia!!! si siii sentis que todos están riéndose de vos...una descripción perfecta de una treinteañera que sigue apostando al deporte tardío!!! uno de estos días voy con vos y agarrateeee lagunaaaaa
    (M)

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